Principio I
Mi vida está afectada por un asunto de salud mental y puede volverse ingobernable y sin esperanza, especialmente si lo ignoro o le dejo sin tratamiento. Por lo tanto, elijo la ayuda y el apoyo de otros para superar las luchas y encontrar más gozo en la vida.
El reto de salud mental de mi ser querido también me ha dejado sintiéndome impotente y sin esperanza. Por lo tanto, elijo la ayuda de otros para aprender acerca del trastorno y elegir límites saludables para mi mismo.
Juntos, tenemos entendimiento. Nos recordamos los unos a los otros del amor del Señor, y que solamente Él puede hacer todas las cosas. Él es la Fuente de nuestra esperanza y en Él Podemos superar todas las cosas.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Filipenses 4:13 (NVI)
Principio II
Mi reto de salud mental también ha afectado mis relaciones y las vidas de aquellos alrededor mío. Por lo tanto, elijo superar tanto por mi propio bien, como por el bien de aquellos que me aman.
No siempre he respondido a la situación de salud mental de mi ser querido en maneras que fueran buenas para la relación. Por lo tanto, elijo aprender mejores maneras de comunicarme con, apoyar y animar a mi ser querido.
Juntos, nos comprometemos a hablar la verdad en amor, sanando relaciones rotas y mirándonos el uno al otro como el Señor nos mira.
“Por lo tanto, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.”
Romanos 14:19 (RVR1995)
Principio III
Mi trastorno puede volverse una excusa. Por lo tanto, elijo creer que puedo vivir una vida plena y abundante a pesar de mi trastorno. Elijo el apoyo de personas que me impulsarán a “empujar a través”.
Hay momentos en los que no entiendo a mi ser querido y puedo, ya sea dejar que ellos se revuelquen en sus excusas, o los presiono demasiado. Por lo tanto, elijo aprender maneras saludables y apropiadas de contribuir a la recuperación de mi ser querido.
Juntos nos va mejor que tratar de salir adelante solos. Vamos a pedirnos cuentas unos a otros para aprender, crecer y elegir empujar hacia adelante en esperanza.
“Por lo tanto, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.”
“Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.”
1 Tesalonicenses 5:11 (NIV)
Principio IV
Mi trastorno puede conllevarme a que me sienta sin esperanza. Por lo tanto, elijo creer, sin importar cómo me sienta, que hay ayuda y esperanza para mi bienestar físico, emocional, psicológico y espiritual.
Hay momentos en los que yo también me siento sin esperanza, permitiendo que las acciones y la recuperación de mi ser querido definan mi felicidad. Por lo tanto, elijo vivir con límites emocionales saludables, y elijo mi propio gozo a pesar de los altos y bajos de mi ser querido.
Juntos nos recordamos los unos a los otros que nuestra esperanza y gozo vienen del Señor. Solamente Él puede llenar nuestras necesidades en todo aspecto de nuestras vidas.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Jeremías 29:11 (NIV)
Principio V
A pesar de que la medicina es un componente clave en mi recuperación, no es la única respuesta. Por lo tanto, elijo explorar nuevas formas de pensar y de actuar en mis relaciones y en mi vida diaria.
Yo también he sido parte del ciclo disfuncional de vivir, ya sea pensando que yo tenía todas las respuestas o pensando que el problema no me pertenecía a mí. Por lo tanto, elijo someterme a mí mismo a aprender nuevos comportamientos y a tomar responsabilidad por mi propio vivir saludable y balanceado.
Juntos elegimos libertad por sobre el sufrimiento, y gozo en vivir por medio del auto conocimiento en acción.
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 10:5
Principio VI
A veces me he permitido a mí mismo convertirme en una víctima “definida” por mi trastorno. Por lo tanto, elijo superar y vivir en esperanza y gozo, a pesar de mi trastorno.
A veces, me he visto a mí misma como una víctima del comportamiento y el trastorno de mi ser querido, causando resentimiento, ira y falta de perdón o autocompasión. Por lo tanto, elijo separar el trastorno de la persona que amo, perdonar, y soltar el pasado, y vivir como un contribuidor a una recuperación exitosa.
Juntos, compartimos en las victorias los unos de los otros y celebramos a la persona completa.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
2 Timoteo 1:7
Tenet VII
At times, my mental health challenge has caused me to focus only on myself and my needs, leading me to believe the lie that I don’t have much to offer to others. Therefore, because focusing on others will help me grow, I choose to give back, sharing my story with others, that my past pain might provide insights for someone else’s journey to living well.
I, too, have become focused on my loved one’s situation and how it has affected me. I can easily become so consumed by our issues that I fail to see those around me who would benefit from what I’ve learned. Therefore, I choose to give back by seeking opportunities to help others by sharing my insights and experiences.
Together we recognize that sharing helps both us and others heal. Sharing helps us find our voice and becomes empowering as we see our pain redeemed by the Lord. As we share, it helps reaffirm our own hope while also giving hope away to others.
“(The Lord) helps us in all our troubles, so that we are able to help others who have all kinds of troubles, using the same help that we ourselves have received from God.” — 2 Corinthians 1:4 (Good News Translation)